39
Dentro de dos días, el cuatro de junio para ser más exactos, cumplo 39 años. Ahí es nada: la frontera de los treinta de la que hablaba Sabina.
A mí los cumpleaños siempre me han gustado. Desde pequeña. Porque había regalos, tarta, fiesta con las amigas y sensación de protagonismo en general. Cuando estaba en el colegio, toda la clase me cantaba a grito pelado el "Feliz feliz en tu día",mientras repartías caramelo al ritmo de la cancioncita de marras. Luego, en el Instituto, ya no dabas golosinas - hubiera sido una coña marinera - pero invitabas a unas cocolas con patatas fritas y ketchup, en mi caso en una hamburguesería rezumante de grasa que se llamaba Tiroler Hutt. En la Universidad comprabas botellas y hacías botellón con los amiguetes, aunque, eso sí, lo dejábamos todo muy recogido, no como ahora, que tras el botellón del viernes parece que han pasado Atila y todos los hunos. Luego, ya pasada la veintena, montaba fiestecitas en casa con más o menos desparrame según la ocasión, las ganas, y el presupuesto.
Este año me voy a ir a cenar con Marcial, y luego a lo mejor les pago unas copas a los amiguetes.Porque yo soy de las que pienso que los cumpleaños hay que celebrarlos. Para ser más exactos, soy de lasque cree que hay que celebrarlo TODO, por si acaso undía te montas en el avión equivocado y te vas al carajo para siempre nunca jamás.
Y encima, no me importa en absoluto cumplir años. Nada de nada. Aunque, para que nos vamos a engañar, la edad nos cambia. Y nos hace sentir algo más inseguras. Lo admití hoy por primera vez, cuando iba caminado por mi calle en obras, encaramada en unos tacones demasiado altos y luciendo pierna por primera vez en el año - el termómetro marcaba los treinta y tres, y ya no podía soportar los pantalones -
El caso es que pasé por delante de tres obreros, aunque para ser políticamente correctaquizá debería decir trabajadores de la costrucción, que dedicaron media docena de comentarios procaces, uno de los cuales, por cierto, iba dirigido a mi trasero de casi cuarenta años.
Hace una década hubiese fulminado con la mirada a la pandilla de ordinarios y habría puesto cara de profundísimo asco. Hace dos - lo hice una vez - les hubiese obsequiado con un corte de mangas de esos que suenan como un tiro. Pero como voy a cumplir treinta y nueve años, me limité a levantar la barbilla, calarme las gafas de sol y esbocar una media sonrisa diciéndome a mi misma "nena, tú vales mucho".
Así que eso es lo que nos queda de la profundidad intelectual, cinco novelas y muchas horas de trabajo para que te tomen en serio. Un piropo más bien hortera pronunciado entre dientes por un mastuerzo te alegra el día. Se supone que con la edad uno se vuelve más sabio, pero parece ser que a mí los años me vuelven un poquito más gilipuertas.
Luego comí con Espido Freire en un japonés, y pensé una vez más que esta chica es más lista que la mayoría de la gente que conozco. Lo pasamos muy bien. Después me fui a Radio Nacional, a grabar con Luis Suñén un programa para radio clásicaque se llama "Juego de espejos", y en el que, durante una hora, se te entrevista mintras suenan unaserie de piezas clásicas que has seleccionado.
Yo elegí un aria de Flotow, la obertura de "la Urraca ladrona", de Rossini, "Por las estepas del Asia Central", de Borodin y El "Vals Triste", de Sibelius. Y también "Volver", de Gardel y "Night and Day", de Cole Porter, que digan lo que digan los puristas también son clásicos. Y encima, Luis Suñén me encontró una versión de Billy Holiday que me puso la carne de gallina. Salí de la radio feliz por reencontrarme con Suñén, que es un viejo amigo y una gran persona.
Acabé la tarde conociendo a Iciar, la tercera hijade mi amiga Blanca. Una cosa pequeñita y preciosa, de ojos enormes y negros. Cuando le di el primer beso en la cabeza pelona, pensé en todas las cosas que le quedan por vivir a esa niña antes de llegar a los treinta y nueve. Y le deseé, en silencio, una vida feliz y llena de cosas buenas, donde lo de menos sea cumplir años.
A mí los cumpleaños siempre me han gustado. Desde pequeña. Porque había regalos, tarta, fiesta con las amigas y sensación de protagonismo en general. Cuando estaba en el colegio, toda la clase me cantaba a grito pelado el "Feliz feliz en tu día",mientras repartías caramelo al ritmo de la cancioncita de marras. Luego, en el Instituto, ya no dabas golosinas - hubiera sido una coña marinera - pero invitabas a unas cocolas con patatas fritas y ketchup, en mi caso en una hamburguesería rezumante de grasa que se llamaba Tiroler Hutt. En la Universidad comprabas botellas y hacías botellón con los amiguetes, aunque, eso sí, lo dejábamos todo muy recogido, no como ahora, que tras el botellón del viernes parece que han pasado Atila y todos los hunos. Luego, ya pasada la veintena, montaba fiestecitas en casa con más o menos desparrame según la ocasión, las ganas, y el presupuesto.
Este año me voy a ir a cenar con Marcial, y luego a lo mejor les pago unas copas a los amiguetes.Porque yo soy de las que pienso que los cumpleaños hay que celebrarlos. Para ser más exactos, soy de lasque cree que hay que celebrarlo TODO, por si acaso undía te montas en el avión equivocado y te vas al carajo para siempre nunca jamás.
Y encima, no me importa en absoluto cumplir años. Nada de nada. Aunque, para que nos vamos a engañar, la edad nos cambia. Y nos hace sentir algo más inseguras. Lo admití hoy por primera vez, cuando iba caminado por mi calle en obras, encaramada en unos tacones demasiado altos y luciendo pierna por primera vez en el año - el termómetro marcaba los treinta y tres, y ya no podía soportar los pantalones -
El caso es que pasé por delante de tres obreros, aunque para ser políticamente correctaquizá debería decir trabajadores de la costrucción, que dedicaron media docena de comentarios procaces, uno de los cuales, por cierto, iba dirigido a mi trasero de casi cuarenta años.
Hace una década hubiese fulminado con la mirada a la pandilla de ordinarios y habría puesto cara de profundísimo asco. Hace dos - lo hice una vez - les hubiese obsequiado con un corte de mangas de esos que suenan como un tiro. Pero como voy a cumplir treinta y nueve años, me limité a levantar la barbilla, calarme las gafas de sol y esbocar una media sonrisa diciéndome a mi misma "nena, tú vales mucho".
Así que eso es lo que nos queda de la profundidad intelectual, cinco novelas y muchas horas de trabajo para que te tomen en serio. Un piropo más bien hortera pronunciado entre dientes por un mastuerzo te alegra el día. Se supone que con la edad uno se vuelve más sabio, pero parece ser que a mí los años me vuelven un poquito más gilipuertas.
Luego comí con Espido Freire en un japonés, y pensé una vez más que esta chica es más lista que la mayoría de la gente que conozco. Lo pasamos muy bien. Después me fui a Radio Nacional, a grabar con Luis Suñén un programa para radio clásicaque se llama "Juego de espejos", y en el que, durante una hora, se te entrevista mintras suenan unaserie de piezas clásicas que has seleccionado.
Yo elegí un aria de Flotow, la obertura de "la Urraca ladrona", de Rossini, "Por las estepas del Asia Central", de Borodin y El "Vals Triste", de Sibelius. Y también "Volver", de Gardel y "Night and Day", de Cole Porter, que digan lo que digan los puristas también son clásicos. Y encima, Luis Suñén me encontró una versión de Billy Holiday que me puso la carne de gallina. Salí de la radio feliz por reencontrarme con Suñén, que es un viejo amigo y una gran persona.
Acabé la tarde conociendo a Iciar, la tercera hijade mi amiga Blanca. Una cosa pequeñita y preciosa, de ojos enormes y negros. Cuando le di el primer beso en la cabeza pelona, pensé en todas las cosas que le quedan por vivir a esa niña antes de llegar a los treinta y nueve. Y le deseé, en silencio, una vida feliz y llena de cosas buenas, donde lo de menos sea cumplir años.
14 comentarios:
Aprovecha con fruición los 365 que te quedan antes de cumplir los 40, que, no es por nada, pero eso sí que es una antes y un después...(te lo dice la voz de la experiencia)
Y muuuchas felicidades. Yo también hace tiempo que mantengo que hay que celebrarlo todo
Besos
Pepa
Yo no creo que Espido Freire sea inteligente. Es pedante con la esperanza de parecer intelegente.
ayyy quién los pillara!!! yo también cumplí años el domingo (pocos más)y por supuesto que lo celebré...
Además no puedo estar más de acuerdo con Pepa ¡aprovecha que tienes treinta y pico!!
y sobre todo muchas felicidades, estás en lo mejor, no lo dudes
besos, Sonia
Anónimo, Espido "sí" es una persona inteligente. De hecho, es muy inteligente. Al ponerlo en duda demuestras que no la conoces. Entonces ¿por qué la juzgas? ¿No es mejor fiarte de las personas que sí la tratamos y nos hemos formado de ella una opinión ajustada a criterios reales?
Yo hace una semana que he cumplido los 38, y no he sentido el vertigo que creí que iba a sentir. Y no lo he sentido porque el año pasado que, que no fue precisamente mi mejor año, me lo pasé diciendo, entre otras sandeces mortificantes, que tenia 38, ya veis así de lerda es una cuando se esfuerza.
En fin que este año vuelvo a tener 38 ¿no es fantastico?
Felicidades Marta!!! yo ando ahí, ahí (37 cumplo 38 el 10 de Agosto) y me sentido totalmente reflejada en tu comentario...Yo sí que creo que Espido Freire es una mujer inteligente (hija no te das librado de los anónimos)
Bicos moitos
Muchas felicidades. Como alguien te decía, aprovecha tu último año de treintañera.
Besos,
Jorge
Felicidades de un lucense del 70 que también vive en Madrid.
Pedro.
Felicidades Marta, a mi todavía me quedan 6 para los 39 pero ojalá los lleve igual de bien que tú.
Ademas pienso que hay que celebralo todo, que la vida son 2 dias.
kinettedSoy un lector de tus estupendas novelas. Vivo en Barcelona.
Gracias por las horas agradables que me han hecho pasar tus libros y ¡MUCHAS FELICIDADES!
Felicidades Marta! Me encanta la gente que celebra los cumpleaños... lo malo no es cumplir años, lo malo sería no cumplirlos.
Ya puestos, lo mejor es celebrar todo lo que se pueda, muchas cosas están ahí esperando ser celebradas, lo que pasa es que no nos fijamos.
PD. Mi cuñado dice que en breve empezará el libro, que ya que te conoce en persona pues qué menos que conocer tus novelas :)
Felicidades Marta!! me identifico en todo lo que cuentas: los cumples del cole, la hamburguesería grasienta de la adolescencia y las copitas más tarde.
De hecho,a mis 34 todavía el día de mi cumple me parece especial y retomo esa sensación de protagonismo de la que hablas. Es bonito cumplir años, porque al fin y al cabo significa vivir y eso merece una celebración por todo lo alto.
Felicidades de nuevo!!!!!
¡¡Muchas felicidades, Marta!! A mí tampoco me importa cumplir años. Me encanta vivir y disfrutar de cada día, tenga los años que tenga. En mi caso, tener 44 me han aportado perspectiva y, por lo tanto, serenidad. También es verdad que la fuerza de la gravedad empieza a hacer de las suyas, para qué nos vamos a engañar, pero cuanto más tira ella hacia abajo, más lo hago yo hacia adelante.
Compré tu último libro el día en que se puso a la venta. ¿Puedo mantener la esperanza de que algún día pasarás por Málaga o alrededores y me lo firmarás? ;-)
Hala, cuídate y sé feliz. Besos,
Auxi
A ver, que pensé que estábamos todavía en Buitton y si me descuido no llego a tiempo . Suponiendo que volverás a celebrar el cumple junto a tu sobrina y tocaya este finde, te deseo feliz cumple y que regreses con ella a os 5 años, número mágico en mi época, en la que daba comienzo "el uso de razón", si bien a nuestra generación, aún hoy nuestros padres siguen sin dárnosla la mayoría de las veces .
Me he reido un rato con lo que pones y supongo que la inteligencia que se le supone a espido, le viene de la rama gallega .
Por lo de los 39 no te preocupes, para muchos entre los que me incluyo, eres una niña, añadido a que vosotras lo sois toda la vida .
SEito
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio