On the road again
Creo que era una canción de Willie Nelson la que empezaba así. Yo llevo toda la semana on the road, y mañana más.
Esta semana, visita a Betanzos, a la Librería Donín. Estupendo el ambiewnte y el esfuerzo realizado por el librero para difundir la lectura entre los vecinos. Como me dijo alguien, está claro que hay una gran diferencia entre libreros y expendedores de libros.
El viernes, Feria del Libro en Lugo. Muy mal, la verdad: pocos visitantes y menos ventas. Es una pena. Luego asisto a una mesa redonda en mi antiguo instituto, el Virxe dos Ollos Grandes, que celebra este año las bodas de oro de su edificio. Fluyen los buenos recuerdos y es agradable el reencuentro con profesores. Ceno en la misma mesa que Jorge Vivero, con quien conservo una amistad cercana, y con José Covas, que me daba clase de gallego. Era un gran profesor al que acostumbrábamos a sacar de quicio. Le confieso que no sé ni cómo me habla después de lo que le tomábamos el pelo.
Caigo en la cuenta de que hace veintiún años que dejé el Instituto, y pienso que dentro de otros veintiún años tendre sesenta. ¿Cómo es posible que el tiempo pase tan deprisa, que los años se nos escapen casi sin darnos cuenta?
El sábado visito a mi abuelo, que está pachucho, y amis tías Marina y Cirstina, que a pesar de frisar los noventa están como dos motos. Me cuentan historias de otras épocas, de cómo Cristina - que ahora tiene 87 años - rompió con su novio porque una amiga le dijo que tenía un lío con una vedette de un café cantante. Cristina no quiso ni dar a aquel chico la posibilidad de explicarse, aunque él siempre negó lo que decía que era una calumnia. El muchacho, y la propia Cristina, acabaron casándose con personas a las que no querían. Se me encoge algo dentro cuando Cristina me pregunta ¿qué hubieras hecho tú?, porque no creo que sea justo juzgar unos acontecimientos que sucedieron en los años cuarenta con la feliz perspectiva de una mujer del siglo XXI. Yo me fui, y mis tías se quedaron en su casa con vistas a la muralla, junto a sus fotos, sus recuerdos y sus dudas - supongo - acerca de lo que pudo haber sido y no fue. Qué difícil era las cosas para las jóvenes hace sesenta años, pienso, y siento una compasión inmensa por Cristina y por su novio de entonces, Pedro.
Mañana me voy a Amsterdam. En principio, tenía que haber pasado parte de la semana en Zamora, luego en Canarias, y al final, por un juego afortunado, me marcho a Holanda a hacer un reportaje `para Louis Vuitton. Sospecho que voy a divertirme. A la vuelta os lo cuento todo
Esta semana, visita a Betanzos, a la Librería Donín. Estupendo el ambiewnte y el esfuerzo realizado por el librero para difundir la lectura entre los vecinos. Como me dijo alguien, está claro que hay una gran diferencia entre libreros y expendedores de libros.
El viernes, Feria del Libro en Lugo. Muy mal, la verdad: pocos visitantes y menos ventas. Es una pena. Luego asisto a una mesa redonda en mi antiguo instituto, el Virxe dos Ollos Grandes, que celebra este año las bodas de oro de su edificio. Fluyen los buenos recuerdos y es agradable el reencuentro con profesores. Ceno en la misma mesa que Jorge Vivero, con quien conservo una amistad cercana, y con José Covas, que me daba clase de gallego. Era un gran profesor al que acostumbrábamos a sacar de quicio. Le confieso que no sé ni cómo me habla después de lo que le tomábamos el pelo.
Caigo en la cuenta de que hace veintiún años que dejé el Instituto, y pienso que dentro de otros veintiún años tendre sesenta. ¿Cómo es posible que el tiempo pase tan deprisa, que los años se nos escapen casi sin darnos cuenta?
El sábado visito a mi abuelo, que está pachucho, y amis tías Marina y Cirstina, que a pesar de frisar los noventa están como dos motos. Me cuentan historias de otras épocas, de cómo Cristina - que ahora tiene 87 años - rompió con su novio porque una amiga le dijo que tenía un lío con una vedette de un café cantante. Cristina no quiso ni dar a aquel chico la posibilidad de explicarse, aunque él siempre negó lo que decía que era una calumnia. El muchacho, y la propia Cristina, acabaron casándose con personas a las que no querían. Se me encoge algo dentro cuando Cristina me pregunta ¿qué hubieras hecho tú?, porque no creo que sea justo juzgar unos acontecimientos que sucedieron en los años cuarenta con la feliz perspectiva de una mujer del siglo XXI. Yo me fui, y mis tías se quedaron en su casa con vistas a la muralla, junto a sus fotos, sus recuerdos y sus dudas - supongo - acerca de lo que pudo haber sido y no fue. Qué difícil era las cosas para las jóvenes hace sesenta años, pienso, y siento una compasión inmensa por Cristina y por su novio de entonces, Pedro.
Mañana me voy a Amsterdam. En principio, tenía que haber pasado parte de la semana en Zamora, luego en Canarias, y al final, por un juego afortunado, me marcho a Holanda a hacer un reportaje `para Louis Vuitton. Sospecho que voy a divertirme. A la vuelta os lo cuento todo
10 comentarios:
Te he "visto" al pasar por el Blog de Paco,como en otras ocasiones, tantas, que ya pareces más personaje de una de tus novelas que un ser real del Lugo de Murallas, Femenino, Breo, Círculo....
Paseas de su mano, como cuando eras niña supongo, por las mismas calles pero en sus horarios;él es sereno de la noche Lucense y de los caminos de O Corgo marcados por su/nuestro Bonifacio, beagle buscador de zorros, con nombre y sabidurías humanas .
Disfruta de los canales y la belleza que saben arrancar a sus aburridos días faltos de luz los holandeses . Nos regalan con sus pinturas estos días aquí en Garabolos de Mar, en una exposición en PALEXCO, los pintores que buscaban la luz excasa de esas latitudes .
A ver si se pasan las fuerzas vivas de las murallas a verla o a ver si te escuchan cuando les recuerdes que hasta del barrio rojo han hecho lugar de visita turística los holandeses;vamos, igual que pasa con La Tinería .
Feliz viaje contínuo, que tú no paras, como debe ser . La muralla es ante todo abrirse a caminar y a caminantes y nos imprime esa tendencia en el carácter.
SEito
Querido SEito, siempre es un placer leerte y contar con tu afecto.
Recibe un abrazo de tu paisana
Buen viaje, Marta Polo
gracias por tus libros y feliz viaje
Me encanta antes de apagar el ordenador dar un vistazo a tu blog.me relaja,me trasmite paz y armonia.me ha encantado la historia de tu tia Cristina! Te deseo un feliz viaje y descansa que lo necesitas. besitos. PILAR
No ha cambiado tanto el mundo desde que tu tía "moceaba"...
floterSi haces el favor, explica Marta que es eso de "un reportaje para Louis Vuiton". De cualquier forma, espero y deseo que lo pases bien. La oportunidad parece muy buena.
Me da mucha pena lo que comentas de la feria del libro. El sabado por la tarde aprovechando que llovia termine de leer tu libro: me encanto quiza la ultima parte fue demasiado rapida se me hizo muy corta. Muchas gracias por las horas que con tus libros me haces pasar
Siempre me decepcionan las ferias del libro. En mi caso espero la de Santiago como agua de mayo, total para salir enfadadísima de lo miserable que resulta. Me dan pena los libreros que están con toda su voluntad intentando que funcione, pero nada, cada año es más pequeña y menos atractiva.
Marta, ya he conocido a Mario y Beatriz. Estoy instalando a Beatriz en su nueva casa y vamos a vaciar el piso ;). Estoy disfrutando mucho con mi libro, aún encima dedicado.
Un saludo!
Hola Marta, ayer he recibido una sorpresa tremenda por correo, ahora tengo en mi estantería tu libro a la espera de comprobar si disfruto tanto como con "En tiempo de prodigios". Tengo algunos libros prestados que tengo que leer antes, pero en cuanto lo acabe procuraré escribirte.
Muchísimas gracias y mucha suerte con éste y con los que vendrán. Siempre admiré a quienes tienen el valor de compartir lo que escriben con los demás, y tú lo haces muy bien.
Un besiño:
Eva Castro
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