Los que escuchan
Estuve parte de la semana pasada por el Alto Aragón, de la mano sabia de Ramón Acín, que dirige el más inteligente Plan de Fomento de la Lectura que he conocido en mi vida. Durante los meses escolares, más de setenta escritores visitan colegios, institutos y asociaciones culturales de la región donde jóvenes y adultos han trabajado con sus libros. Resultado: horas de trabajo bien invertido, contacto con los lectores y la sensación de estar haciendo cosas en favor de la lectura. Es bueno contar con gente que sabe escuchar, que quiere escuchar.
Yo me encuentro con alumnos de dos institutos del Pirineo. Respeto, silencio, preguntas bien trabajadas, sonrisas y agradecimiento por parte de los profesores y también de algunos chicos "por haber venido hasta aquí". En Benabarre tengo una charla con miembros de un centro de educación de alumnos. La edad media de los asistentes supera los setenta. Me regalan chocolate, especialidad del pueblo, y me despiden con un aplauso. En Monzón, reunión con integrantes de varios clubes de lectura. Una lectora me trae un ramo de flores que huelen como las flores de otro tiempo, antes de que llegasen todas de invernaderos de plástico. Vuelvo a Madrid tan cansada como contenta, y pensando - creo que ya lo he dicho - que por qué todas esas cifras desproporcionadas que se tiran en acciones inanes para el fomento de la lectura no son manejadas por gente como Acín y los suyos, que por cuatro duros están creando lectores de verdad en pueblos de mil quinientos habitantes.
El viernes, la feria del Libro de Santiago. El viaje facilita el reencuentro con Úrsula, José Ramón, Loli e Higinio, amigos a los que no veo todo cuanto quiero. Tenemos tiempo para hablar. La feria es modesta, e Isabel, librera valiente, se queja - con razón - de falta de apoyo para hacer que la cosa funcione. Le deseo suerte para el próximo año.
Al fin empiezo a leer "Los hombres que no amaban a las mujeres". Es buena, buena, buena. Me encanta que las listas de superventas estén ocupadas por buenos libros. Este lo es, y me gusta pensar que me va a acompañar mañana en mi próximo viaje, esta vez a Cádiz. Por cierto, allí estaré el lunes por la tarde, en la Feria del Libro.
Hace tiempo que no voy a Cádiz. En la universidad, muchos de mis amigos eran andaluces, y pasé días muy felices por esas tierras, pero ahora llevo años sin ir por allí. Será un grato reencuentro con paisajes y lugares en ningún modo olvidados.
Hablo varias veces con Edu Vilas, que acaba de ser padre. Su niño, Bruno, nació la víspera de mi viaje al Pirineo, por eso no he podido verle todavía, pero confieso que ya he intentado imaginármelo. Los hijos de los amigos nos hacen desarrollar una particular forma de afecto, de ternura. Son apéndices del cariño que sentimos por nuestra gente, objetos que merecen nuestra protección, nuestros mimos. Por eso me encanta la sensación de tomarlos en brazos, y, con el tiempo, me satisface hacerme un pequeño lugar en sus vidas, como cuando Miguel, el mayor de los hijos de Martín, me llama tía Marta.
Me despido con las citas de esta semana:
Lunes - Feria del Libro de Cádiz
Viernes y Sábado - Firma en la Feria del Libro de Sevilla
Yo me encuentro con alumnos de dos institutos del Pirineo. Respeto, silencio, preguntas bien trabajadas, sonrisas y agradecimiento por parte de los profesores y también de algunos chicos "por haber venido hasta aquí". En Benabarre tengo una charla con miembros de un centro de educación de alumnos. La edad media de los asistentes supera los setenta. Me regalan chocolate, especialidad del pueblo, y me despiden con un aplauso. En Monzón, reunión con integrantes de varios clubes de lectura. Una lectora me trae un ramo de flores que huelen como las flores de otro tiempo, antes de que llegasen todas de invernaderos de plástico. Vuelvo a Madrid tan cansada como contenta, y pensando - creo que ya lo he dicho - que por qué todas esas cifras desproporcionadas que se tiran en acciones inanes para el fomento de la lectura no son manejadas por gente como Acín y los suyos, que por cuatro duros están creando lectores de verdad en pueblos de mil quinientos habitantes.
El viernes, la feria del Libro de Santiago. El viaje facilita el reencuentro con Úrsula, José Ramón, Loli e Higinio, amigos a los que no veo todo cuanto quiero. Tenemos tiempo para hablar. La feria es modesta, e Isabel, librera valiente, se queja - con razón - de falta de apoyo para hacer que la cosa funcione. Le deseo suerte para el próximo año.
Al fin empiezo a leer "Los hombres que no amaban a las mujeres". Es buena, buena, buena. Me encanta que las listas de superventas estén ocupadas por buenos libros. Este lo es, y me gusta pensar que me va a acompañar mañana en mi próximo viaje, esta vez a Cádiz. Por cierto, allí estaré el lunes por la tarde, en la Feria del Libro.
Hace tiempo que no voy a Cádiz. En la universidad, muchos de mis amigos eran andaluces, y pasé días muy felices por esas tierras, pero ahora llevo años sin ir por allí. Será un grato reencuentro con paisajes y lugares en ningún modo olvidados.
Hablo varias veces con Edu Vilas, que acaba de ser padre. Su niño, Bruno, nació la víspera de mi viaje al Pirineo, por eso no he podido verle todavía, pero confieso que ya he intentado imaginármelo. Los hijos de los amigos nos hacen desarrollar una particular forma de afecto, de ternura. Son apéndices del cariño que sentimos por nuestra gente, objetos que merecen nuestra protección, nuestros mimos. Por eso me encanta la sensación de tomarlos en brazos, y, con el tiempo, me satisface hacerme un pequeño lugar en sus vidas, como cuando Miguel, el mayor de los hijos de Martín, me llama tía Marta.
Me despido con las citas de esta semana:
Lunes - Feria del Libro de Cádiz
Viernes y Sábado - Firma en la Feria del Libro de Sevilla
6 comentarios:
Felicidades, papás.
Algo previsto quizá en Vigo o Pontevedra?
De momento, no. Ojalá
¿Cuales son tus presencias más o menos inmediatas en Galicia?
Estaré el próximo jueves (21) en Betanzos, y el viernes (22) en la Feria del Libro de Lugo.
¡Qué manera tan maravillosa de fomentar la lectura! Un tanto para Aragón.
Que todas las firmas vayan muy bien, y que te guste "Los hombres..."; ¡yo también estoy deseando leerla!
Un beso,
Mariam
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