Ahora sí
Y ya iba siendo hora. Pero, como más vale tarde que nunca, estoy de celebración, porque acabo de terminar mi novela. Que es la quinta, por cierto. Dicen los taurinos que no hay quinto malo. Ya veremos. De momento, lo único que puedo decir es que me alegro de haber terminado. Que no siento nada parecido a una sensación de vacío o algo así. Quizá porque todavía tengo que pulir y repulir antes de que el texto entre en máquinas.
Rafael Reig dice que, cuando uno termina una novela, lo más conveniente es olvidarse de ella durante un par de semanas para que "suba la grasa", es decir, para tomar distancia y que sea más fácil retirar lo que sobra y añadir lo que falta. Eso es lo que voy a hacer con "La importancia de las cosas": dejar que repose y luego aderezala convenientemente escuchando los consejos de mi agente y mi editora. dos mujeres listas que saben mucho más que yo.
Tampoco estoy preguntándome qué voy a hacer ahora, porque tengo trabajo a destajo: tengo que acabar de leer las novelas del Premio Ciudad de Badajoz que se falla este viernes y aún me queda un original por revisar; el jueves participo en la reunión del jurado del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil; tengo que redactar una conferencia que doy en Huelva la semana que viene; tengo que acabar un artículo para una revista; tengo que preparar las intervenciones en dos congresos... y, además, mis amigos del Hotel Kafka me han liado para dar un curso el año que viene sobre el amor en la literatura. Eso me va a obligar a leer y releer un montón de textos... lo cual me apetece muchisimo. Además, mi novela no saldrá publicada hasta el mes de marzo, de forma que no cuento con compromisos promocionales hasta entonces, y sí con todo el tiempo del mundo para dedicarme a otras cosas.
Tras recuperarlo de mano de Oscar Esquivias, estoy leyendo "Los hechos", de Philip Roth. No digo nada de momento, pero de todas formas con Roth no voy a ser objetiva: le he declarado mi amor hace demasiado tiempo, pero es que es imposible no hacerlo después de leer "Patrimonio", "Pastoral Americana" o "La Conjura contra América". Ya os contaré cuando lo acabe.
La semana pasada recibí mis billetes de avión a Perú. No sé por qué, el Ministerio de Cultura me los hace llegar en papel, como en tiempos de Maricastaña. ¿Cuánto tiempo hacía que no tenía en mis manos un billete de los de antes? Me he acostumbrado a llegar al aeropuerto con un papel impreso, o, la mayoría de las veces, con un código garabateado apresuradamente... e incluso con el carnet de identidad. El billete de papel lleva una carga de responsabilidad: puede extraviarse, traspapelarse, ser robado o confundido... en fin, que ya no estoy yo para estas cosas.
Pero he acabado la novela. Y a lo mejor dentro de un par de días me entra la morriña. Pero, de momento, sólo me siento liberada de un peso. Y satisfecha. Y superficialmente feliz.
Rafael Reig dice que, cuando uno termina una novela, lo más conveniente es olvidarse de ella durante un par de semanas para que "suba la grasa", es decir, para tomar distancia y que sea más fácil retirar lo que sobra y añadir lo que falta. Eso es lo que voy a hacer con "La importancia de las cosas": dejar que repose y luego aderezala convenientemente escuchando los consejos de mi agente y mi editora. dos mujeres listas que saben mucho más que yo.
Tampoco estoy preguntándome qué voy a hacer ahora, porque tengo trabajo a destajo: tengo que acabar de leer las novelas del Premio Ciudad de Badajoz que se falla este viernes y aún me queda un original por revisar; el jueves participo en la reunión del jurado del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil; tengo que redactar una conferencia que doy en Huelva la semana que viene; tengo que acabar un artículo para una revista; tengo que preparar las intervenciones en dos congresos... y, además, mis amigos del Hotel Kafka me han liado para dar un curso el año que viene sobre el amor en la literatura. Eso me va a obligar a leer y releer un montón de textos... lo cual me apetece muchisimo. Además, mi novela no saldrá publicada hasta el mes de marzo, de forma que no cuento con compromisos promocionales hasta entonces, y sí con todo el tiempo del mundo para dedicarme a otras cosas.
Tras recuperarlo de mano de Oscar Esquivias, estoy leyendo "Los hechos", de Philip Roth. No digo nada de momento, pero de todas formas con Roth no voy a ser objetiva: le he declarado mi amor hace demasiado tiempo, pero es que es imposible no hacerlo después de leer "Patrimonio", "Pastoral Americana" o "La Conjura contra América". Ya os contaré cuando lo acabe.
La semana pasada recibí mis billetes de avión a Perú. No sé por qué, el Ministerio de Cultura me los hace llegar en papel, como en tiempos de Maricastaña. ¿Cuánto tiempo hacía que no tenía en mis manos un billete de los de antes? Me he acostumbrado a llegar al aeropuerto con un papel impreso, o, la mayoría de las veces, con un código garabateado apresuradamente... e incluso con el carnet de identidad. El billete de papel lleva una carga de responsabilidad: puede extraviarse, traspapelarse, ser robado o confundido... en fin, que ya no estoy yo para estas cosas.
Pero he acabado la novela. Y a lo mejor dentro de un par de días me entra la morriña. Pero, de momento, sólo me siento liberada de un peso. Y satisfecha. Y superficialmente feliz.
10 comentarios:
¿Y no nos puedes adelantar algo de La importancia de las cosas?
Mis expectativas son muy altas, porque "En tiempo de prodigios" no sé si será la mejor que he leido, pero desde luego es con la que más he disfrutado de los últimos años.
Enhorabuena¡¡
Nuestros niños veran la luz el mismo mes..esperaré impaciente por los dos, espero que el mio me de un respiro para ocuparme del tuyo..aunque sea a ratitos.
Muchisima suerte guapa.
Esther
Me alegro de que hayas dado la puntada final a lo que parecía iba camino de igualar el tejer de Penélope, al menos lo que sentías la última vez que nos vimos. Al fin diste la puntada ulisina. Un fuerte y fatriarcal abrazo.
Pues todos estamos de enhorabuena. Tú por haber terminado tu novela y nosotros porque podremos leerla.
Una pregunta: ¿no te dan miedo las expectativas que se pueden haber creado después del éxito de "En tiempo de prodigios"?.
Lo dicho, enhorabuena y mucha suerte.
Saludos,
Pedro.
Qué ganas de leerla!!!!!!
jQuerida Marta:
Celebro que hayas puesto el punto final a la "importancia de las cosas", titulo wolfiano o cuando menos muy anglosajón. No tiene nada que ver tu adhesión literaria a Roth. Estoy seguro que esta novela va a significar el salto internacional que aguardo y deseo desde mi admiración intelectual y el profundo y leal afecto personal.
Con un beso.
Ramón Pernas
Enhorabuena.
Pero lo peor es que los adictos a tus novelas tendremos que esperar unos meses para leerla espero que me guste más que "En tiempo de prodigios" pues es la mejor que leí en los últimos años. Un besiño. Carmen
¡Enhorabuena Marta! Pero habrá que esperarse, qué remedio.
Siento tener que llevarle la contraria a la mayoría: para mí "Que veinte años..." le da tres vueltas de muralla a "En tiempos..." Es más, una amiga, a la cual presté éste último sólo se leyó la vida de Silvio, dijo que no podía con la otra parte.
¡Sí, porfi! adelántanos algo, creo que nos merecemos ese privilegio!
Un saludo a todos.
Cristina.
Gracias a todos.
Lo de hablar de la novela me gustaría mucho, pero de momento no puedo hacerlo: cosas de la editorial, que no quiere que se sepa nada hasta el momento de la edición.
De todas formas, y como me gustaría que quienes sois fieles a este blog tuvieseis algún tipo de primicia sobre "La importancia de las cosas", prometo colgar aquí sus primeras páginas antes de que salga a la venta... siempre y cuando Planeta me dé permiso para ello.
Dinos, por lo menos, si aparece Pedro Almeiras, o Luisa del Amo o ...o...
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio