Cosas que hago y cosas que no hago
Empecemos por la primera: escribo, escribo, escribo, y espero incrédula a que se materialice una posibilidad que me llegó por correo electrónico hace cuatro o cinco días. La noticias que aguardo son posibles, pero no son probables. Mientras, reclamo para mí misma el derecho a acariciar las mejores expectativas. A imaginarme que la suerte está de mi parte. El derecho a soñar. Si el barco sigue navegando hacia buen puerto, os daré más detalles.
Esta semana hice algo más que escribir: fui a Córdoba, invitada por el Ayuntamiento, a participar en la iniciativa "Creadores a sueldo". Durante un día, artistas de diferentes modalidades - narrativa, poesía, fotografía, cómic - ponen su trabajo a disposición de los ciudadanos. Me paso casi cuatro horas delante de El Corte Inglés, y en ese tiempo escribo por encargo un cuento corto, un texto para musicalizar, media docena de cartas de amor, un montón de consejos... atendí a veintitantas personas. Me acuerdo de todas, porque todas me contaron su historia. Y entre todas, me quedo con dos: la de un muchacho que me pidió una declaración de admiración para su novia enferma, y lade una madre que quería escribirle a su hija una carta en la que le contara lo mucho que la quiere y por qué se enfada con ella. Al terminar, cuando lee lo que he escrito para ella, la señora se echa a llorar: "Esto es exactamente lo que yo quería decirle a mi hija, pero no sabía como explicarlo". Ese es, exactamente, el trabajo del escritor: poner palabras a lo que otros sienten.
Otra cosa que hago: comprar. Me encanta ir de tiendas. Hubo un tiempo, no tan lejano y más largo del que recuerdo, en que contaba con poquísimo dinero. Entonces tenía que meditar cada compra, estudiar la conveniencia y la oportunidad de cada adquisición. Por supuesto, jmás compraba por impulso. Pensaba y repensaba la mejor formade invertir midinero, y cada cosa superfluo - fuese una prendade vestir o una cajade bombones - quedaba completamente descartada del capítulo de gastos. Ahora que las cosas han cambiado un poco, me he vuelto generosa conmigo misma, y compro sin pudor ni mala conciencia las cosas que me gustan. Esta mañana pasé por la tienda Divisa, en la calle Hortaleza, atraída por le canto de sirenas de un vestido expuesto en el escaparate. Me probé ese y otro. Eran baratos, preciosos, me favorecían. Dudaba entre uno y otro y paseaba delante del espejo pidiendo una solución al dilema, que llegó, como no, de mano de Marcial:
- Los dos te quedan muy bien.Elige uno. Yo te regalo el otro.
Y salí de la tienda, feliz, con el precioso botín por partida doble y toda la tarde de sábado para disfrutar.
Y ahora, las cosas que no hago: no voy a ir a la dichosa huelga. Tengo muchas razones, por supuesto. La primera es que no me parece que esté el país como para que todos nos rasquemos las narices durante 24 horas. La segunda, y más importante, es que no me da la gana de bailar al son que me tocan los líderes sindicales de segunda fila, ese pequeño ejército macarrónico que sigue paseando postulados de hace cincuenta años. O un siglo entero, para ser más exactos.
Las huelgas, por lo general, se hacen contra un gobierno. Aquí, a pesar de las estudiadas bravatas de Toxo y Méndez amenazando a Zapatero, la huelga se ha montado contra la oposición. Bueno, y contra los empresarios, esos explotadores. Tendré yo mala suerte, pero conozco a tantos empresarios sinvergüenzas como sindicalistas de la misma ralea. Unos exprimen a sus trabajadores, y otros me exprimen a mí, que pago con mis impuestos sus horas de ocio y disfrute. Por favor, que no venga nadie a contarme lo mucho que trabajan los liberados, porque conozco a demasiados representantes del gremio y he sido testigo de cómo y en qué invertían sus horas sindicales.
Por si todo esto fuera poco, está lo de los vídeos promocionales. Qué cosa. Qué horror. Qué paletada, qué mal gusto, que ejercicio de cutrez, que apología de lo ordinario. Menudo ejercicio de estilo, menuda mierda. Si esta basura es la que paren los sindicatos cuando se dedican a pensar, a nadie debería extrañarle que la casa siga sin barrer.
Lo dicho, que el miércoles voy a currar como nunca. Me pondré reuniones, me impondré trabajos, mínimos de páginas por escribir, de búsquedas de datos por rematar. A mí no me hacen la agenda el Méndez y su amigote, el del traje color clarito para la cena del capitán. Lo único que espero es que dentro de dos días cada uno se sienta libra de hacer lo que quiera: trabajar o no. El derecho a la huelga es tan sagrado como el derecho a no hacerla. Por eso me gustaría que, igual que los malvados empresarios no pueden tomar represalias contra los trabajadores que se quedan en casa, los famosos piquetes informativos se abstuviesen de hostigar a aquellos que, por razones que ellos sabrán, han decidido ir al tajo.
Como me dijo el otro día un taxista: "yo no voy a la huelga. Porque si mi mujer y yo dejamos de trabajar ese día,sencillamente ese mes no llegamos al día treinta". Más claro agua. En ese señor deberían pensar los señores del piquete cuando se paseen por la ciudad como Billy el Niño por el saloon.
Esta semana hice algo más que escribir: fui a Córdoba, invitada por el Ayuntamiento, a participar en la iniciativa "Creadores a sueldo". Durante un día, artistas de diferentes modalidades - narrativa, poesía, fotografía, cómic - ponen su trabajo a disposición de los ciudadanos. Me paso casi cuatro horas delante de El Corte Inglés, y en ese tiempo escribo por encargo un cuento corto, un texto para musicalizar, media docena de cartas de amor, un montón de consejos... atendí a veintitantas personas. Me acuerdo de todas, porque todas me contaron su historia. Y entre todas, me quedo con dos: la de un muchacho que me pidió una declaración de admiración para su novia enferma, y lade una madre que quería escribirle a su hija una carta en la que le contara lo mucho que la quiere y por qué se enfada con ella. Al terminar, cuando lee lo que he escrito para ella, la señora se echa a llorar: "Esto es exactamente lo que yo quería decirle a mi hija, pero no sabía como explicarlo". Ese es, exactamente, el trabajo del escritor: poner palabras a lo que otros sienten.
Otra cosa que hago: comprar. Me encanta ir de tiendas. Hubo un tiempo, no tan lejano y más largo del que recuerdo, en que contaba con poquísimo dinero. Entonces tenía que meditar cada compra, estudiar la conveniencia y la oportunidad de cada adquisición. Por supuesto, jmás compraba por impulso. Pensaba y repensaba la mejor formade invertir midinero, y cada cosa superfluo - fuese una prendade vestir o una cajade bombones - quedaba completamente descartada del capítulo de gastos. Ahora que las cosas han cambiado un poco, me he vuelto generosa conmigo misma, y compro sin pudor ni mala conciencia las cosas que me gustan. Esta mañana pasé por la tienda Divisa, en la calle Hortaleza, atraída por le canto de sirenas de un vestido expuesto en el escaparate. Me probé ese y otro. Eran baratos, preciosos, me favorecían. Dudaba entre uno y otro y paseaba delante del espejo pidiendo una solución al dilema, que llegó, como no, de mano de Marcial:
- Los dos te quedan muy bien.Elige uno. Yo te regalo el otro.
Y salí de la tienda, feliz, con el precioso botín por partida doble y toda la tarde de sábado para disfrutar.
Y ahora, las cosas que no hago: no voy a ir a la dichosa huelga. Tengo muchas razones, por supuesto. La primera es que no me parece que esté el país como para que todos nos rasquemos las narices durante 24 horas. La segunda, y más importante, es que no me da la gana de bailar al son que me tocan los líderes sindicales de segunda fila, ese pequeño ejército macarrónico que sigue paseando postulados de hace cincuenta años. O un siglo entero, para ser más exactos.
Las huelgas, por lo general, se hacen contra un gobierno. Aquí, a pesar de las estudiadas bravatas de Toxo y Méndez amenazando a Zapatero, la huelga se ha montado contra la oposición. Bueno, y contra los empresarios, esos explotadores. Tendré yo mala suerte, pero conozco a tantos empresarios sinvergüenzas como sindicalistas de la misma ralea. Unos exprimen a sus trabajadores, y otros me exprimen a mí, que pago con mis impuestos sus horas de ocio y disfrute. Por favor, que no venga nadie a contarme lo mucho que trabajan los liberados, porque conozco a demasiados representantes del gremio y he sido testigo de cómo y en qué invertían sus horas sindicales.
Por si todo esto fuera poco, está lo de los vídeos promocionales. Qué cosa. Qué horror. Qué paletada, qué mal gusto, que ejercicio de cutrez, que apología de lo ordinario. Menudo ejercicio de estilo, menuda mierda. Si esta basura es la que paren los sindicatos cuando se dedican a pensar, a nadie debería extrañarle que la casa siga sin barrer.
Lo dicho, que el miércoles voy a currar como nunca. Me pondré reuniones, me impondré trabajos, mínimos de páginas por escribir, de búsquedas de datos por rematar. A mí no me hacen la agenda el Méndez y su amigote, el del traje color clarito para la cena del capitán. Lo único que espero es que dentro de dos días cada uno se sienta libra de hacer lo que quiera: trabajar o no. El derecho a la huelga es tan sagrado como el derecho a no hacerla. Por eso me gustaría que, igual que los malvados empresarios no pueden tomar represalias contra los trabajadores que se quedan en casa, los famosos piquetes informativos se abstuviesen de hostigar a aquellos que, por razones que ellos sabrán, han decidido ir al tajo.
Como me dijo el otro día un taxista: "yo no voy a la huelga. Porque si mi mujer y yo dejamos de trabajar ese día,sencillamente ese mes no llegamos al día treinta". Más claro agua. En ese señor deberían pensar los señores del piquete cuando se paseen por la ciudad como Billy el Niño por el saloon.
Etiquetas: Compras, Creadores a sueldo, huelga general
12 comentarios:
El día que los sindicalistas liberados propongan una huelga a la japonesa, y den ejemplo, lo mismo empiezo a creer en ellos...
Mira, y yo también. Pero veo más fácil que las ranas se afeiten el bigote.
Marta, muchas gracias por la referencia. Te comento que han entrado hoy abrigos alucinantes, de conejo, siento tentarte, y te diré que tu post es muy acertado.
Javier Divisa
ahí hay mucha tela q cortar,hay toda una historia detras hasta llegar aquí,
en su momento cuando lo lei me parecio,por hablar de libros,un muy buena novela "Germinal" de Zola de la que hicieron al menos que yo conozca una version en cine muy bien hecha con mucho estilo,una buena y dura historia de un capitulo de esta sociedad .
seguro que aqui pagan justos por pecadores,y habra casos en los cuales las centrales s cumplan un papel dignisimo,segun esta sociedad avanza?,todo parece irse envileciendo rodeado de un consumismo magmatico de clases,quiza uno de estos casos sea el caso las personas que ignoran q pueden defenderse,porque el miedo es libre y a menudo nace de la creencia de que uno no puede defenderse cuando es victima de un abuso una vejacion o la negacion de algun derecho;pero trabajamos desde una legislacion que es un papel,y luego esta el dia a dia;
hay cosas como el ser dueño de tu propia herramienta de trabajo q eso solamente le dan un valor a tu esfuerzo q esta en otra orbita distinta a la de los derechos,es la de la relacion mas proxima mas intima y basica con lo que haces,si aprendes a respetar tu herramienta casi darias la vida por defenderla,pero caminamos hacia una enajenacion cada vez mayor de nuestro entorno,
sin ir mas lejos internet es hoy la herramienta de trabajo por antonomasia y dime que relacion de respeto y proximidad puede crearse con algo que no existe y que depende de redes y flujos que desconoces,
observadas 24 *24 por un gran hermano global,
cada vez es mas dificl encontrar a alguien q acuda a trabajar con entusiasmo y amor a su tarea,todo segun se mire depende de nossotros pero hemos perdido desgraciadamente la confianza en el valor de nuestra individualidad cosa q ninguna organizacion nos dara jamas y eso va asi,
porque todos creo yo del ultimo peona al mas alto dirigente queremos ser dueños de nuestro destino y nos sorprenderiamos a veces ver que poco cuenta el lugar jerarquico q se ocupa y cuanto todo un gran conjunto de pequeñas cosas...,
De cualquier forma ,mañana sean ustedes buenos chicos cumplidores,malotes,fieles observadores de las costumbres de toda la vida,o revolucionarios comme il faut
APROVECHEN
HAGAN JUSTO LO CONTRARIO DE LO QUE SE ESPERA QUE HAGAN,Y AUN DE LO QUE UDS ESPERAN DE UDS MISMOS,
DECIDANLO EN EL ULTIMO MOMENTO,
SAQUEN EN MEDIO DE SU ATRONADORA CIUDAD UN DEDO HUMEDEZCANLO CON SALIVA PONGANLO AL VIENTO,LUEGO PIENSEN POCO Y HAGANLO
ya veran yá
Querida Marta:¡lo que te he echado de menos!.Han sido seis meses y un dia.Que largo se me ha hecho todo este tiempo.En primer lugar darte el pesame por la muerte de tu abuelo.Aquel concejal que no se metia en politica y orgulloso de haber participado en la batalla de Ebro.Descanse en paz.
Veo que has estado de vacaciones...Dubrovnik,New York,Chicago...lo normal vamos,la hipoteca puede esperar.Y hoy no haces huelga,no esperaba menos de ti.Caña a Mendez y Tokso y leña a los liberados.Esperanza puede dormir tranquila sus lecciones,os las sabeis de memoria.Lo que no sè es en donde has invertido lo que te pago el Ayto. de Còrdoba.No sè si en un bolso de Luis Buiton o en unos Llimi Chu,es que ese dinero de los "rojos" tal vez sea del oro de Moscù.Me alegro por ti,no seria capaz de verte con un vulgar bolso de mercadillo.Y tranquila que el oro de Moscù todavia no se ha terminado,con taparse la nariz asunto resuelto.Viva el dinero pùblico y la subvenciòn.
No, hijo, la hipoteca la pago puntualmente por mucho viaje estupendo que haga... Sí, la verdad es que es una suerte poder permitirse unas vacaciones estupendas. Quizá si tú también las tuvieras no estarías tan atravesado... o, a lo mejor sí, porque eso se lleva en la sangre y no tiene mucho arreglo. Pero bueno, inténtalo, viajando se conoce gente y se aclaran las ideas.
Pues claro que no hago huelga. Faltaría más. Como encima trabajo en mi casa, estoy a salvo de piquetes.
Lo que me pagó el ayuntamiento de Córdoba ya veremos en qué lo invierto. A lo mejor me compro otro piso... o un olivar con cortijo. Ya te tendré informado.
Vuelvo a lo mío, que es de lo que vivo... y muy bien.
Hola Marta, hace tiempo que no pasaba por aquí y he visto que has estado cuatro meses "cerrada por reformas" así que no me he perdido mucho y sin embargo compruebo que me sigue gustando lo que escribes.
Acabo de leer un libro de un paisano tuyo, La playa de los ahogados, de Domingo Villar, que me ha reconciliado con la novela policíaca.
Yo tampoco hago huelga, y menos si me lo tratan de imponer unos tíos apesebrados por el régimen.
Un saludo.
Thomas, si te ha gustado “La playa de los ahogados” no te pierdas “Ojos de agua” (de Domingo Villar también). A mí me han encantado ambas. He seguido con Lorenzo Silva y toda su serie del sargento Bevilacqua. Te las recomiendo si quieres continuar tu proceso de reconciliación con el género policíaco
Marta, me alegra tu regreso.
Saludos,
Pedro
Gracias Pedro, ya tengo Ojos de agua y espero leerlo este fin de semana.
También he leido una de Bevilacqua (pero no hay que atragantarse, para que no me vuelva a saturar).
Marta, hija, con todos los respetos, pero creo que eres otra víctima de la maniobra de distracción tan manida en estos tiempos. Gracias a gente como tú, tenemos a toda España adormecida, entumecida, y en un largo sueño del "aquí no hay más que probar".
El otro día tuve la oportunidad de leer un post de alguien al que hasta ahora no conocía, te lo recomiendo:
http://carlosjaviergalan.blogspot.com/2010/09/de-huelga-pese-todo.html
¿Qué los dos principales sindicatos están sobornados? ¿Qué no han hecho nada y hay mucho liberado que se toca las pelotas? ¡Claro! pero los que los critican no abogan por unos sindicatos más eficientes y trabajadores, no hacen crítica constructiva, sino en que sean quitados de en medio y nos quedemos en pelota picada los trabajadores antes los empresarios, sin intermediarios de en medio. Otro reto más en la mente de los que se quieren aprovechar de la crisis hasta donde puedan. La huelga no es una defensa de los sindicatos UGT y CCOO (hay muchos más), sino una reivindicación para que no perdamos los derechos consolidados tan mucho esfuerzo y que se están yendo al garete, a pesar de que con ello acabemos beneficiando a esos sindicatos mayoritarios. No apoyando la huelga, no legitimas a los sindicatos, ok, pero a la vez estás legitimando a que el gobierno tenga más vía libre para seguir apostando por los recortes sociales.
En fin, solo decirte que cuando desvías la atención, estás precisamente haciendo lo que ellos esperan que hagas, los que deciden siempre por ti, esperando que no te subleves ni reivindiques tus derechos. Pena me da.
En cuanto a tu afán por comprar e irte de tiendas, pues nada, tú misma, cada una con sus prioridades, y aficiones que la hagan sentir bien consigo misma.
el comentario que aparece ahí en medio nos sirve de muestra...
si me echo a temblar cuando se menciona a los padres cuanto mas a los abuelos,
realmente un comentario penosos y lamentable,y lo digo pensando que tal comentario me lo dirijiesen a mi.
NO se si la huelga general del pasado miercoles fue seguida o no.
TAmpoco si los ajustes laborales daran como resultado una elevacion del nivel de personas con empleo.
PERO desde hace algun tiempo tengo PARA MI que en españa y creo que mayoritariamente en los paises del primer mundo
hay una alianza no buscada un encuentro FATAL que define el malestar de nuestras sociedades
Este es el del lumpen proletariado con el capitalismo consumista
Tanto clase trabajadora como capitalismo empresarial han sido desbancados de sus lugares
HOY la sociedad sufre una proletarizacion generalizada,todo (o casi todo el mundo) teme por su empleo tiene enormes dificultades por adquirir una vivienda,del intentar buscar un trabajo que te guste hemos pasado a un generalizado METER CABEZA DONDE PUEDAS,y todo ello dominado por el dinero para consumir,siendo juzgados por lo que tenemos,POR CIERTO SERIADO HOMOLOGADO E INTERCAMBIABLE,nada realmente que nos pudiese distinguir entre nosostros,efectivamente estamos realmente solos con lo que somos,el resto es una capa ligerita que sin embargo es el objeto de lucha permanente.
EN MEDIO DE NINGUNA PARTE:
...el otro dia en medio de ninguna parte en el interior rural de esta esquina atlantica,observo como mi nariz esta desacostunbrada al inefable olor de BOSTA DE VACA,cada vez que me sucede se que estoy alejado de todo,no se trata de meter intencionadamente las narices en tal sitio,pero cuando el olor del campo,de los animales,los ruidos de los arboles,los ladridos de los perros,la vision de caballos mezclados con hombres,gallinas,perros,zorros invisibles,libelulas,pajaros que otean las siembras,pajaros que cubren sus alas de la lluvia,ardillas que escapan de jinetas,una cierta pobreza y una cierta riqueza,un cementerio abierto sin puerta,un banco libre (sin comisiones ni detectores de metales),un campo de fiesta dorado,un rio estrecho y profundo,una fuente...se me hace totalmente ajeno y arrugo un poco la nariz se que faltaba hacia meses al lugar,este o cualquiera como este
un momento despues entro en el unico bar,una pantalla kingsize trasmite berridos de una tiparraca sobre si hablo de mi hija o de mi abuela,rodeada de bujarrones vestidos de señoritos,otras cuantas tiparracas disfrazadas de groupies y señoritos vestidos de rufianes,es asi como se difunde y perpetua el mensaje...
salgo y me alejo unos metro ofrezco tabaco y apresuro el paso,
AFORTUNADAMENTE unas cuantas personas de vez en cuando gracias a su belleza su honestidad o su talento nos recuerda de vez en cuando que otro mundo es posible.Pero cuesta bastante y no se compra ni se vende asi como asi...
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