miércoles, 7 de diciembre de 2011

Londres, Dickens y una librería en Picadilly

Acabo de volver de Londres, lo cual no es nada particularmente original: en este puente, Londres se llena de españoles. Bueno, de españoles y de gente de todos los sitios. El sábado por la tarde, la zona de compras era como la Plaza de Chueca el día del pregón del Orgullo Gay, pero sin escenario ni megafonía.

Por lo demás, Londres es Londres. Y no hay nada más que decir.

He estado en la ciudad muchas veces. Primero, un mes entero tras acabar la carrera para pelearme a muerte con el idioma. Luego volví con mi hermana. Luego, cuando vivía en Oxfor, iba a Londres cada dos por tres. Después regresé con mi madre... En los últimos cinco años, he estado otras tantas veces en la ciudad.

En fin, que tengo la ventaja de que como ya he visto el big ben, la Torre de Londres y la Abadía de Westminster, cuando voy por allí puedo obviar las visitas turísticas. Aunque, por supuesto, tantas experiencia no me libra de la gilipollez de meterme por Oxford Street un sábado de compras navideñas.

En este viaje conocí un lugar excepcional: Borough Market. Un increíble mercado de alimentación donde puede comprarse casi cualquier cosa comestible. Han aprovechado para hacerlo los bajos diáfanos de un puente, recuperando así un área desaprovechada e inservible. En Boroug Market comí un guiso de vieiras y unos pasteles portugueses que me devolvieron la añoranza de Lisboa, compré un bote de curry auténtico y me enfadé con la falta de cintura de nuestros empresarios de alimentación. Explico porqué:

En un lugar privilegiado de Borough Market hay una tienda llamada Brindisa (www.brindisa.com), que ofrecía productos españoles. Era un lugar precioso, muy bien decorado, donde se vendían (a precio de oro, of course) jamones de jabugo, conservas de calidad, turrón, aceite de oliva (14 libras el litro)... Hablé con uno de los empleados, que me contó que la firma (¡¡inglesa!!) llevaba quince años introduciendo en Gran Bretaña exquisiteces de aquí. Que tienen varias tiendas. Y que ahora se están forrando con la tienda online, desde donde venden comida española a casi cualquier lugar del mundo.

Tócate las narices: resulta que los ingleses, que tienen el paladar atrofiado por el pudding de Yorkshire, el roast beef helado y los quesos apestosos, se han dado cuenta rápidamente de lo buena que es nuestra pitanza, y la venden al triple de su precio.

Vamos, lo mismo que hubiese podido hacer un español. Pero lo han hecho los ingleses.

Por cierto, en mi estudio de mercado dediqué un rato especial a investigar la materia gallega. Sólo tenían pimientos de padrón, queso de tetilla... y tarta de Santiago marca Brindisa. Se me saltaban las lágrimas. ¿Dónde está el marrón glacé de Cuevas? ¿Las conservas Cuca? ¿Las patatas con denominación de origen? ¿Los chocolates de Suguimar?

Pues están esperando a que algún listo se dé cuenta de lo buenas que son y se convierta en intermediario para vendérselas a Brindisa.

Bueno, ahí queda eso. Que no me diga nadie que no lo he avisado.

Otro descubrimiento de este viaje han sido los martinis de frambuesa de Yauatcha, un restaurante del SOHO. Me lo ofrecieron y lo acepté por educación, y casi acaparo al barman toda la noche para que los presparase para mí en exclusiva. Si mañana llegase el fin del mundo, querría que me encontrase bebiendo martinis de frambuesa, uno detrás de otro, hasta el advenimiento del Armaggedon.

También descubrí el bar de un hotel, el Sanderman. Si quieres entrar, tienes que hacer una reserva. Alucina. Una reserva para entrar en un bar. Suerte que me habían avisado. Luego merece la pena, porque es de esos sitios en los que eres la más pobre y la más fea, y sientes que todo el mundo te está mirando preguntándose por qué han dejado entrar a esa bajita de cuarenta años, cuyo fondo de armario no vale tanto como el bolso de la rubia de metro ochenta que te han sentado al lado. Por lo demás, el sitio es precioso y divertido y si tienes la autoestima en tu sitio puedes ir, porque es una buena experiencia.

También vimos una exposición excepcional en la Royal Academy, en Picadilly: "Degas y el ballet: pintura en movimiento". Además de sus cuadros de bailarinas, había estudios de los cuatros y fotografías mravillosas, casi todas hechas por el propio Degas. Un sueño.

Enfrente de la Royal Academy está uno de mis lugares favoritos en Londres: la librería Hatchards. Lleva abierta más de doscientos años (desde 1784, ahí es nada) y entrar en ella es como zambullirse en un mundo mejor. Me pasé un buen rato hojeando los productos del envidiable sistema editorial anglosajón, sobre todo las biografías. Había volúmenes recien editados con las cartas de Jane Austen, la correspondencia completa de Diane Athill, de Disraeli... Me llevé un par de cosas. La que más me alegró el día: una biografía de Dickens que se publica en vísperas de su 200 aniversario, con grabados y fotos, de la que es autora Claire Tomlin.

Dickens es uno de mis auotres preferidos. Leí muchas de sus novelas siendo muy joven, y pienso aprovechar la avalancha de este año conmemorativo para releer alguna más. David Copperfield, Mr. Pickwick, Nicholas Nickleby, Ebenezer Scrooge, forman parte de mis recuerdos infantiles. Y, desde luego, las obras de Dickens son responsables de la reinvención del concepto de Navidad en Inglaterra - y, por ende, en todo el mundo de habla inglesa, y en el resto del planeta tierra - en un momento en que la depresión económica y la tristeza no dejaban a la gente el cuerpo de jota para celebrar nada.

Pero claro, ahí estaba Dickens para escribir "A Christmas Carol" (en realidad, "Un villancico", aunque aquí, acertadamente, lo rebautizaron como "Cuento de Navidad"), y recordar al mundo que las pascuas eran el mejor momento para resucitar la solidaridad, la alegría y los buenos sentimientos.

Nos espera un empacho de Dickens este año, ya lo veréis. Y me froto las manos. Porque, para mí, es como esperar una sobredosis de jamón de jabugo, patatas de coristanco y martinis de frambuesa.

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16 comentarios:

Blogger Xerardo ha dicho...

My Fair Lady : Marta comenzo asi con este pedazo de escrito da novela de George Bernard Shaw, na sua novela de Pigmalíon, de como por unha aposta unha violetera do mercado de Covent Gardem en London, clonvirtese nunha princesa cal conto de hadas, ben non me quero espallar moito sobor do tema xa coñeces a historia, e unha zoa moi especial de Londres, ali esta moi preto o mercado das frores e de froitas, un edificio do estilo Eifell, tamen preto moi preto o barrio mais antiguo de Londinium Temple, donde estan todos os bufetes de maxistraods e a Corte Superior de Xustiza Inglesa, tamen marta podiache comentar o mercado das frores en Chelsea pero noutra ocasion my fair Lady Marta, parabens e saudade

7 de diciembre de 2011, 4:05  
Anonymous Anónimo ha dicho...

¿Oxfor? ¿big ben?
Ostras...

7 de diciembre de 2011, 7:34  
Blogger Javier Martinez ha dicho...

Cita de Chesterton: Todo hombre ha pasado noches con amigos fascinantes, en torno a una buena mesa, cuando las personas se abren como flores tropicales. Cada uno era más que nunca uno mismo, cada uno era una deliciosa caricatura de sí mismo. Quien haya conocido tales noches, entenderá "Los papeles de Pickwick"; los demás no se divertirán con Pickwick ni, según creo, tampoco en el cielo.
Mola, ¿verdad?

7 de diciembre de 2011, 7:42  
Blogger Evaristo Torregrosa ha dicho...

Para mí Dickens es especial, porque sus escritos reflejan optimismo, amor y alegría; incluso en las situaciones dramáticas es capaz de introducir ternura y cercanía. Me cuesta entender que fuera un hombre infeliz.

7 de diciembre de 2011, 9:30  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Querida Marta, a cousa non e que en Londres se den conta do bon que hai en Espana, senon das cousas boas que hai todo o mundo. Alguen que chegue, por exemplo, de Madagascar, pode ter unha experiencia moi similar a tua. Pero hoxe en dia produtos espanois podense mercar case en calquera lado. Aceite, chourizos, xamon hainos incluso no Tesco. Ata tenho visto Albaninho na carta do pub do lado.

Outra cousa, o estereotipo de ingles de paladar atrofiado e cousa dun pasado moi lonxano (bueno, no pasado tamen en Galicia se comia caldo 360 dias o ano). O ingles do seculo XXI esta familiarizado co mellor da cocinha europea, asiatica ou incluso africana. Non creo que se poda dicir o mismo dos espanhois.

Pete Tong

11 de diciembre de 2011, 1:57  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Por certo que o Yorkshire, roastbeef ou queixos (apestosos si, como o stilton ou wensleydale) poden ser deliciosos, nos sitios adecuados. Pero claro, se non e como se xulgamos a paella polos chiringuitos de praia da Lanzada....

11 de diciembre de 2011, 2:03  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Querida Marta:No tienes ni idea de la gastronomia inglesa.Te dejas llevas por topicazos trasnochados.Has estado en Inglaterra,seguro,Inglaterra no ha te ha impregnado.Para eso hay que ir con una mentalidad abierta.Yo he estado en Inglaterra y tengo un buen conocimiento de la Inglaterra que no està en las guias turìsticas.Dejate de tanto martini de moras y fundete con el paisaje y el paisanaje.Ya lo decìa Cioran:"Volved con humildad o no vayais a ninguna parte".
El trolliban.

14 de diciembre de 2011, 14:27  
Anonymous Anónimo ha dicho...

TROLLIBAN:
Usted no es un TROLLIBAN, usted es un tocapelotas al que no deberían hacerle ni caso. ¿Por qué no prueba a echarse una novia? ¿O acaso ya lo ha intentado y no?

14 de diciembre de 2011, 15:57  
Blogger Marta Rivera ha dicho...

Pues mire, si me dice usted que la gastronomía inglesa es matravillosa, usted sabrá. Yo he pasado en Inglaterra largas temporadas y no he conseguido comer decentemente más que en restaurantes de comida internacional.
A lo mejor es que usted y yo no tenemos el mismo gusto para la cocina... bueno, a lo mejor es que usted tiene para la cocina un gusto muuuuy particular. Porque el mío es de lo más normalito.
La cocina inglesa no es mala: es atroz. Y gracias a eso proliferan excelentes restaurantes de todas partes del mundo. No hay mal que por bien no venga.

15 de diciembre de 2011, 6:53  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Querida Marta:Has ido,no has estado....te lo has perdido.Tienes que dejar la guia en el hotel y buscar sin complejos,estereotipos,limites...leyendote me da la impresiòn de estar escuchando a una becaria del orgasmus, que va arrastrando una maleta standard, de aeropuerto en aeropuerto para quedar topewäideluruwäy con la peña, en el bar de la esquina,esperaba algo màs.
El trolliban.

16 de diciembre de 2011, 13:30  
Blogger Victoria_es ha dicho...

Hablando de los Ingleses Chirac dijo "On ne peut pas faire confiance à des gens qui ont une cuisine aussi mauvaise. Après la Finlande, c'est le pays où l'on mange le plus mal" 3 de Julio de 2005... No es que Chirac sea santo de mi devoción, pero como buen Francés, en cuestión de gastronomía sabe de lo que habla y por una vez le doy la razón...

18 de diciembre de 2011, 10:42  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Yo viví en Inglaterra. Se comía de pena en todas partes, excepto en los chinos y los indios. Y si comías en la casa en la que estabas, era peor.

19 de diciembre de 2011, 5:52  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Pues yo creo que el único que no ha estado en Londres en su puta vida es el troll

19 de diciembre de 2011, 11:48  
Anonymous apartamentos londres ha dicho...

Es muy lindo el blog

22 de diciembre de 2011, 8:11  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Me ha encantado tu libro "la vida después".
También me encanta Brindisa, y no es porque alguien muy cercano a mi trabaje para ellos.
Espero con anhelo tu próxima novela.

2 de enero de 2012, 15:46  
Blogger Juan Ignacio Castro ha dicho...

A mí también me encanta Dickens, en Londres visité su casa-museo y disfruté mucho, creo que precisamente ahora está cerrada por obras... Modestamente, he convocado a un pequeño homenaje con motivo de su segundo centenario, para celebrarlo en la blogosfera: http://bit.ly/wYE9dw ¡Saludos! Me gustan mucho sus intervenciones en la Linterna de la COPE.

30 de enero de 2012, 12:48  

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